Infraestructuras

20 febrero 2023

La plaza de La Magdalena luce renovada poniendo en valor la iglesia mudéjar y su pasado romano

El nuevo pavimento de granito da mayor uniformidad a la plaza y se han trasladado la estación bici y otros elementos de mobiliario para resaltar la iglesia.

Un trazado de latón identifica la anchura que debió tener la antigua Puerta romana de Valencia.

 

La plaza de La Magdalena ha estrenado este lunes su nueva pavimentación con la que se ha buscado embellecer y poner en valor el entorno de la iglesia mudéjar. El área de Infraestructuras del Ayuntamiento de Zaragoza ha invertido 141.500 euros en esta obra que se ha ejecutado en dos meses y ha contado también con la intervención de la sección de Arqueología del Servicio de Cultura.

La plaza es ahora un espacio más diáfano y uniforme para dar mayor protagonismo al peatón y a la iglesia de La Magdalena, declarada Bien de Interés Cultural. Para ello se han eliminado todos los elementos que afeaban la plaza, como el aparcamiento de Bizi Zaragoza o el aparcamiento metálico de bicicletas particulares, que se han trasladado unos metros hasta el Coso.

La configuración de la plaza se ha mantenido pero se ha eliminado el viejo pavimento, que estaba muy deteriorado y construido en cuatro materiales distintos, entre ellos mármol que resbalaba con la humedad y la lluvia. Para mejorar la seguridad de los peatones, en su lugar se ha colocado granito en tonalidades grises y rojizas, siguiendo la estética de otros puntos emblemáticos del Casco Histórico. Los alcorques de los árboles, por su parte, se han cubierto con pavimento drenante para aprovechar el agua de lluvia para el riego y para mejorar la accesibilidad, ya que se eliminan los desniveles.

El alcalde Jorge Azcón y la consejera de Infraestructuras, Patricia Cavero han conocido hoy el resultado de los trabajos, que se han realizado con la autorización de la Comisión de Patrimonio del Gobierno de Aragón. 

Puesta en valor de la Zaragoza romana

La renovación de la Magdalena se quiere aprovechar además para difundir el pasado romano de la plaza, en cuyo subsuelo se conserva parte del pavimento del decumano máximo. En ella se ubicaba también la antigua puerta oriental de la muralla romana del siglo III, derribada en 1867, conocida como Puerta o Arco de Valencia. De ella se conservan restos del pavimento y de una de las jambas en la fachada del edificio de la calle Mayor 71, y de la torre meridional en los sótanos de Coso 147. 

Durante las obras, bajo la supervisión de la sección de Arqueología del Servicio de Cultura se practicaron sondeos para tratar de documentar nuevos restos de la puerta, en concreto de la torre norte, pero no se han hallado.

A partir de ahora un trazado metálico de latón recuerda sobre el pavimento la anchura que debió de tener esa puerta y su torre y próximamente se colocará un hito con información e imágenes sobre su historia.

Además se han limpiado los dos murales de bronce realizados por Ignacio Mayayo y Antonio Germán y colocados en 1990 en la pared del Instituto Pedro de Luna. Uno de ellos reproduce el aspecto que tenía la Puerta de Valencia en el momento de su derribo y el otro la fachada de la antigua Universidad, demolida en 1969.